Las desventajas de los hacedores de lo imposible
09.08.2012 16:11
13-06-11 en Magiapotagia
Las desventajas de ser los hacedores de lo imposible:
¿Por qué lo original, lo que la gente no suele ver, impacta más? ¿Por qué coger una carta y adivinarla, si no tiene una excelente presentación, no impresiona como si realmente fuera algo imposible? Etc.
Porque para nosotros sí es posible. Es más, coge una carta, devuélvela al mazo y yo la adivino es lo más típico relacionado a los magos, como la chistera y el conejo aunque no lo haga nadie.
Sin embargo, en otro ejemplo, aunque la presentación no sea una obra maestra: si haces un pintaje, le borras la cara a una carta y la "pegas" en la pared, es mortal para los profanos. ¿Por qué?
- Lo primero es típico, es lo que se espera que sea lo mínimo que sepa hacer un mago.
- Lo segundo no lo han visto en la vida.
Entremos más profundamente en esto:
Lo primero es algo que se sabe que es posible para un mago. Lo segundo, como jamás se ha pensado siquiera que se pueda hacer, es imposible. Al menos las primeras 3 o 4 veces que lo ves (de ahí una de las razones por las que hay que tener cuidado con no repetir juegos demasiadas veces [obviemos los ejemplos en los uq eesta regla se incumple]).
¿Qué es lo que toca entonces si se quiere hacer algo típico de un mago, algo que se sepa que podemos hacer pero que no se vuelva un puzzle, sino algo imposible?
Para empezar, una presentación imposibilitadora y orginal. Creo firmemente en aquello que dice Pit Hartling en "Cartoficciones", donde una presentación que "normaliza" el efecto (por ejemplo, que finjas tener realmente una supermemoria porque te has entrenado mucho) no es mágica, mientras una presentación que "imposibilita" el efecto sí es mágica (siguiendo el ejemplo anterior, que digas que tienes una supermemoria cuando te bebes el zumo de naranja que tienes guardado en la mochila). Uno puede crear admiración, y de hecho este tipo de efectos pueden estar bien en ciertas situaciones, pero el otro es magia.
Para continuar, imposibilitarlo técnicamente. La vía mágica es una buena opción mediante la que imposibilitar el efecto, sin que tenga una salida lógica de ningún tipo, directa o indirectamente (yo he visto a Consuelo Lorgia aplicando "el plumerito" que menciona Tamariz en su libro La Vía Mágica tras haber hecho desaparecer un conejo. La gente cree que esa cosita blanca que asoma es el conejo, por lo que la atención se centra en eso blanco, y luego resulta que es un plumerito con el que limpias la caja en vez de lo que todo el mundo pensaba, el conejo). Recuerdo que se discutió en este mismo foro sobre si la vía mágica era un buen método o no, ya que 'se trataba de dar pistas falsas al espectador', por lo tanto podía transformar el juego de magia en una especie de rompecabezas. Bien entendido, no hay por qué aplicarlo como un rompecabezas. El que quiere hacer un rompecabezas, lo hace, y el que no, sólo deja pistas que se sigan pero que no 'desmagicalizan' el acto.
Para finalizar, creo se puede echar mano de un espectador que lo imposibilite. Uno de esos cab**nes que todo lo dicen a viva voz, con un efecto tan preparado, con tantas salidas que sea el propio espectador quien pueda dar las instrucciones para que se realice de la forma más imposible ese milagro (compinche en la sierra de Copperfield 'Move your feets!') (este juego, advertencia, debe ser el último de la sesión, porque si no, le habrás dado permiso a alguien para que te destripe entero durante todo el espectáculo). Claro que... no podemos depender de que este individuo esté siempre ahí.
Un abrazo mágico
S. Alexander